La encrucijada

Los pueblos bárbaros, conocedores de la debilidad actual del Imperio romano, toman la decisión de emprender la ruta hacia los territorios que tanto han deseado, para expandir sus propios dominios. Anhelando iniciar el viaje, consultan a los dioses para contar con su aprobación.


Los dioses se reúnen para disertar sobre esta decisión y dar su respuesta a los hombres. Ambos grupos de dioses tienen opiniones divididas, pero convergen en una misma recomendación. De un lado, los dioses Vanir, pacíficos por naturaleza, están en contra de lanzarse en batalla y prefieren que los hombres mantengan su situación actual de asentamiento pacífico. De su parte, los Æsir promueven el combate, pero con la advertencia de que sea una guerra de hombres en donde no se vean involucradas las demás criaturas mágicas, como los dragones, unicornios o centauros (llegados al Norte de Europa al haber sido expulsados antiguamente de sus tierras por los griegos, por causa de su brutalidad). Solamente las Valquirias estarían autorizadas para acompañar a los guerreros, ya que por ser fuertes guerreras podrían contribuir ampliamente en campo. 

La discusión de los dioses se extiende por varios días; Freyja, diosa del amor, está reticente a aprobar la lucha; Tyr, dios de la guerra, apoya fervientemente el combate y disputa con Freyja para dar su apoyo a los pobladores; Thor, guardián de la fuerza, considera que los hombres deben batallar, pero deberán partir solos y emplear sus propias defensas. Luego de un largo transcurso, todos optan por seguir el consejo del dios taciturno, Vidar, quien es el consejero por excelencia; con esto, se deciden por la movilización de los pueblos bárbaros, siempre y cuando partan solos, temerosos de que las criaturas que los acompañaran sufrieran un destino trágico y terrible.


Es así como Bragi, protector de la elocuencia, lleva el mensaje a los hombres, quienes escuchan atentamente y agradecen a todas las deidades por su apoyo. No obstante, ansiosos de ganar por cualquier medio, se encuentran en una encrucijada, dubitativos en la obediencia del comando divino... ¿Y si desobedecen a los dioses? ¿Será que lograrán ganar por sus propios medios? Difícil decisión...

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